Inspiradas en las típicas galletas de la fortuna de los restaurante chinos
pero reinventadas con mejor galleta y peor futuro.
Eso sí, no deseamos ningún mal a los consumidores, más bien al contrario.
Estas galletas nos recuerdan que podríamos estar mucho peor: vivimos postergando el placer, cuando en realidad todos sabemos que el secreto de la felicidad es vivir el presente.